Alto Moche se vio irrumpida por la violencia tras el asesinato de Zoraida Temoche Espinoza, una mujer de 57 años, quien fue acribillada en la intersección de la calle San Juan y la calle Santa María.
Minutos antes, Zoraida había salido con su escoba en mano para barrer la vereda, como hacía cada día, ignorando que la llevaría a un final trágico. Los vecinos, quienes en su mayoría se encontraban dentro de sus casas, escucharon el estruendo de varios disparos. Sobresaltados, salieron a ver qué ocurría, solo para encontrarse con una imagen que no olvidarán: el cuerpo inerte de Zoraida tendido en la vereda.
“Primero pensamos que eran cohetes, pero luego nos dimos cuenta de que eran disparos. Salimos y la vimos ahí, en el suelo. No lo podíamos creer”, cuenta un vecino, aún conmocionado por lo que presenció esa fatídica noche.
Testigos relataron a la Policía que vieron a dos hombres vestidos con poleras negras con capuchas, quienes huyeron rápidamente del lugar en dirección al sector Chorobal, un descampado cercano, tras cometer el homicidio. «No los vimos bien, pero eran dos, y corrieron como si nada después de disparar», comentó otro vecino, que aún no asimila lo ocurrido.
El acto de violencia fue tan rápido como brutal. La autopsia realizada por la Policía Nacional del Perú reveló que Zoraida Temoche recibió siete impactos de bala. La crudeza del ataque no dejó lugar a dudas de que los asesinos no tenían intención de dejarla con vida. En el registro personal de la víctima, hallaron seis paquetes que contenían un total de 60 ketes de pasta básica de cocaína (PBC).
Este hallazgo sorprendió a los vecinos y planteó interrogantes sobre las circunstancias que rodeaban la vida de Zoraida Temoche. Las autoridades no descartan que el móvil del crimen esté vinculado al narcotráfico, una hipótesis que cobra fuerza tras el descubrimiento de la droga.