En un nuevo golpe a las organizaciones criminales que azotan la región de La Libertad, la Policía Nacional del Perú (PNP) llevó a cabo un megaoperativo este martes en 11 puntos estratégicos para desmantelar la red criminal conocida como «Los Pulpos».
La operación tenía como objetivo la captura de los principales miembros de esta banda, entre los cuales se encuentran figuras clave del crimen organizado en Trujillo. Sin embargo, la operación aún no ha logrado resultados completos, ya que algunos de los objetivos principales lograron evadir la captura, incluyendo a un policía en actividad vinculado a la organización.
Entre los capturados se encuentra Daniela Silvana Paredes, quien según los informes iniciales, es esposa de Edward Smith Medina Yereña, alias «Kukin». Medina Yereña es señalado como uno de los cabecillas de la organización y está implicado en numerosos actos delictivos en el distrito de El Porvenir, una de las zonas más conflictivas de Trujillo en términos de seguridad.
Junto a Paredes, también fue detenido el hermano de Medina Yereña y otros cuatro presuntos miembros de la banda. No obstante, el paradero de varios integrantes, incluidos los líderes de la organización, aún es desconocido.
Medina Yereña, alias «Kukin», y sus presuntos cómplices, Samuel Yupanqui Aguilar y Daniela Silvana Paredes, fueron capturados hace una semana en una operación en la que se encontraban escoltados por dos agentes policiales dentro de un patrullero, aparentemente como parte de una estrategia de protección para evitar ser detectados. La intervención se llevó a cabo en la zona de La Esperanza, cuando el grupo se desplazaba desde Moche hacia El Porvenir, dos distritos con altos índices de criminalidad.
La participación de efectivos policiales en actividades ilícitas representa un duro golpe para la imagen de la institución y evidencia la penetración del crimen organizado en los cuerpos de seguridad. Este caso en particular ha suscitado fuertes críticas y un llamado urgente a las autoridades para revisar y fortalecer los procesos de control interno dentro de la policía. La ciudadanía, ya afectada por la inseguridad y la violencia en la región, expresa una creciente desconfianza hacia quienes deberían protegerla.
