A ocho años del fenómeno de El Niño Costero del 2017, las obras prometidas para mitigar sus efectos siguen sin completarse. La megaobra en las quebradas San Ildefonso y San Carlos, ejecutada por la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), ha vuelto a estar en el centro del debate tras el reciente anuncio de que recién estaría completamente operativa a fines del 2025.
Para el exalcalde del distrito de El Porvenir, Paúl Rodríguez Armas, este nuevo retraso y el alto costo de la intervención justifican una investigación exhaustiva por parte de la Contraloría General de la República.
Rodríguez, quien ocupó el cargo municipal hace más de una década, sostiene que los montos actuales —cercanos a los S/ 1,500 millones— resultan “excesivos y sin una justificación técnica clara”, comparados con los S/ 20 a S/ 30 millones que él mismo propuso en su gestión para soluciones similares. “No se puede hablar de soluciones integrales cuando apenas se ha avanzado un 70% después de ocho años. Y, encima, las obras aún no están liquidadas, lo que podría elevar aún más el costo total”, expresó.
¿Qué se ha hecho hasta ahora?
Según ANIN, el avance del proyecto supera el 70 % y ya se han construido 35 diques transversales en la parte alta de San Ildefonso. Esto permitió, en la última temporada de lluvias, mitigar el impacto de la activación de la quebrada. La infraestructura permitió contener el sedimento y reducir la velocidad del agua, disminuyendo los daños en el Centro Histórico de Trujillo.
Sin embargo, aún falta una estructura de derivación que capte el agua del último dique y la traslade hacia el túnel trasvase, canalizándola hasta el río Moche. Para Rodríguez, esta omisión evidencia que no existe una planificación integral y que se está actuando “por partes” y sin una visión articulada del problema.
El exburgomaestre señala que Trujillo enfrenta tres tipos de amenaza hídrica bien diferenciadas: la primera en la parte alta (quebradas), la segunda en los distritos periféricos como Alto Trujillo, El Porvenir, Florencia de Mora, La Esperanza y Laredo; y la tercera, en la zona urbana baja que comprende Trujillo y Víctor Larco. “Cada una de estas áreas requiere soluciones técnicas específicas. No se puede hablar de una obra integral si no se incluye un drenaje urbano superficial en la ciudad misma, que sigue completamente vulnerable”, manifestó.
Rodríguez cuestionó además que el discurso oficial continúe apuntando al proyecto de las quebradas como una “solución definitiva”, mientras otros distritos siguen sin infraestructura mínima para enfrentar lluvias, provocando inundaciones, colapsos de desagües y pérdida de viviendas cada vez que se presentan lluvias moderadas o intensas.
A pesar de que las lluviaContraloría se cruza de brazos y no investiga obras en quebradass torrenciales del 2017 obligaron al Estado a formular estrategias integrales para prevenir desastres, a la fecha Trujillo no cuenta con un sistema de drenaje pluvial, una de las demandas más reiteradas por parte de urbanistas, exautoridades y colectivos ciudadanos. “La ausencia de este sistema ha significado millones en pérdidas y nos tiene enfrentando las lluvias con baldes y canaletas improvisadas. La gente sigue inundándose cada vez que llueve, mientras se gastan miles de millones en obras inconclusas o mal orientadas”, señaló.
¿Y la Contraloría?
Ante este panorama, Rodríguez reiteró su llamado para que la Contraloría General de la República intervenga y audite tanto el presupuesto como la ejecución del proyecto San Ildefonso y San Carlos. “Urge saber si se está gastando de forma eficiente, si los plazos se están cumpliendo y si hay responsables por la demora. No podemos seguir esperando. Ocho años ya es demasiado tiempo”.
Finalmente, advirtió que la situación es una bomba de tiempo, especialmente ante la posibilidad de futuros eventos climáticos extremos. “Trujillo necesita planificación, gestión eficiente y transparencia. Y sobre todo, necesita que la autoridad deje de improvisar y empiece a escuchar a los que conocen el territorio”, concluyó.