En una reveladora investigación realizada por el programa «Punto Final,» se ha descubierto un sorprendente escándalo en el sistema de educación superior en Perú. Algunos docentes universitarios estarían participando en un oscuro proceso que involucra el pago de sumas de dinero para ser incluidos como coautores en investigaciones científicas. Esta práctica cuestionable les permitiría acceder a bonificaciones ofrecidas por sus instituciones educativas.
Según lo revelado por el programa dominical, las universidades privadas otorgan bonos que oscilan entre 5,000 y 9,000 soles a los profesores que publiquen investigaciones en revistas científicas internacionales. Mientras tanto, las universidades nacionales premian a estos docentes con un medio sueldo adicional. Estos incentivos monetarios pueden llevar a la tentación de algunos profesores de buscar atajos para lograr estas publicaciones y beneficiarse de las recompensas financieras.
El Programa Nacional de Innovación para la Competitividad y Productividad (Innóvate Perú) y el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) están a cargo de supervisar las investigaciones científicas en Perú. Concytec indicó que tenía conocimiento de esta denominada ‘granja de científicos’ falsa, pero aún no tiene la capacidad para tomar medidas sancionatorias en este momento. Sin embargo, expresaron su intención de abordar este problema en el futuro.
El periodista José Miguel Hidalgo, de «Punto Final,» se infiltró en un chat de WhatsApp donde se ofrecían estas coautorías ficticias. Él mismo pagó 550 dólares para aparecer como coautor en una investigación sobre la lectura de estudiantes. Lo más llamativo de esta historia es que los estudiantes involucrados eran de Grecia. Además, otros coautores de la investigación eran de nacionalidad peruana y provenían de universidades en varias regiones de Perú, lo que plantea interrogantes sobre la autenticidad de estos proyectos de investigación.
El programa periodístico también expuso el caso de Rosario Mireya Romero Parra, quien cuenta con títulos académicos en Educación y Ciencias de la Educación. Lo sorprendente es que aparece como coautora en decenas de investigaciones científicas, la mayoría relacionadas con la medicina, y las firma en nombre de la Universidad Continental. Sin embargo, cuando fue interrogada, Romero no pudo explicar cuál fue su contribución real a las investigaciones ni recordaba los nombres de sus supuestos coautores.
La Universidad Continental tomó medidas disciplinarias después de este reportaje y separó a Romero en agosto. Este escándalo subraya la necesidad de una supervisión más rigurosa y sanciones para garantizar la integridad de la investigación académica en Perú y en otros lugares. El proceso de publicación de investigaciones científicas debe basarse en la calidad y el mérito genuino, y no en atajos que socaven la confiabilidad de la educación superior y la investigación en el país.