En la región de La Libertad, la delincuencia común y organizada ha encontrado un terreno fértil debido a un alarmante déficit de recursos policiales y logísticos. La creciente población y el incremento en la sofisticación de las actividades delictivas no han sido acompañados por un aumento proporcional en la capacidad operativa de la Policía Nacional del Perú (PNP).
El coronel PNP (r) Roger Torres Mendoza, exjefe de la región policial La Libertad, destacó que esta situación no es reciente, sino que es el resultado de años de desatención a la creciente necesidad de seguridad. Según sus declaraciones, mientras la región Arequipa, con una población menor, cuenta con aproximadamente 10,000 policías, La Libertad, con más de 2 millones de habitantes, tiene entre 4,800 y 5,000 efectivos. Este desequilibrio se ha traducido en una respuesta inadecuada frente al creciente índice de criminalidad.
La situación en Virú es especialmente crítica. El alcalde Javier Mendoza Torres señaló que solo hay 153 policías para una población de 400,000 personas, lo que equivale a un policía por cada 2,614 habitantes. Este déficit ha permitido que la delincuencia crezca sin control, generando una situación de inseguridad constante para los residentes.
El coronel Roger Torres sugiere que se debería incrementar el número de vacantes en las escuelas de la Policía a nivel nacional para contrarrestar este déficit. Además, propone que los destacamentos de policías enviados a La Libertad se queden de manera permanente y no temporal, como ha sido la práctica hasta ahora.
Otro aspecto crucial es la falta de vehículos policiales. Se estima que hay un déficit de 200 patrulleros en la región. Unidades especializadas como la Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) no han sido equipadas desde 2013. En su momento, la UDEX contaba con un vehículo especial, pero actualmente, según Roger Torres, ya no disponen de dicho recurso, lo que limita gravemente su capacidad operativa.
Además del déficit de personal y equipos, Torres enfatiza la importancia de combatir la corrupción dentro de las filas de la Policía. Este problema interno merma significativamente los esfuerzos por mejorar la seguridad en la región, ya que socava la confianza pública y la eficacia de las operaciones policiales.