Familiares de cantante asesinada exigen justicia

La conmoción y el dolor se apoderaron de la comunidad de Cultambo, en San José, Pacasmayo, al recibir los restos de Thalía Manrique Castillo, la joven cantante de la agrupación musical Hermanos Guerrero de Chiclayo, quien perdió la vida en un asalto mientras regresaba junto a sus compañeros de una presentación en Bagua Grande.

El trágico suceso ocurrió el 3 de noviembre y ha dejado no solo un vacío irreparable en el ámbito musical, sino también a dos niños en la orfandad, intensificando el duelo y el impacto de su partida.

La tarde de hoy, el cuerpo de Thalía fue trasladado desde Bagua Grande hacia su tierra natal, donde amigos, familiares y miembros de la comunidad la esperaban para rendirle un último homenaje. La tristeza era palpable en el ambiente mientras familiares y vecinos se preparaban para acompañarla en su velorio y despedirla en el lugar donde creció y fue tan querida.

La imagen de la joven madre, entregada a su pasión por la música, y su voz inconfundible en la agrupación Hermanos Guerrero, quedará grabada en la memoria de todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerla y disfrutar de su talento.

El asalto que acabó con la vida de Thalía no solo se llevó a una talentosa cantante; los criminales también robaron todos los equipos musicales de la agrupación, sumiendo en la pérdida y el luto a los Hermanos Guerrero, quienes hoy lloran la partida de su vocalista y compañera. Este ataque violento deja al descubierto la vulnerabilidad de quienes trabajan en la música y deben recorrer largas distancias, muchas veces en zonas de alto riesgo, para cumplir con sus compromisos. La noticia del asesinato ha causado indignación y tristeza en el ámbito musical y ha generado un reclamo por mayor seguridad en las rutas donde tantos artistas, trabajadores y ciudadanos transitan diariamente.

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