La ambivalencia es un estado poco conocido en la actualidad, se manifiesta de muchas maneras y en variadas situaciones de nuestra vida. En la literatura, verbigracia, se evidencia en la relación interpersonal entre Kafka y su padre, donde notamos que la ambivalencia denota la existencia de polaridad sentimental de amor y odio. En el presente ensayo pretendemos hacer reflexionar a los lectores sobre sus propias experiencias interpersonales ambivalentes, a partir del análisis de este tópico en la obra Carta al padre de Franz Kafka.
El término ambivalencia ha sido abordado por diferentes filósofos y pensadores a lo largo de la historia. Uno de ellos es Sigmund Freud en su libro Psicología de los procesos inconscientes (1896) Nos define la ambivalencia como la coexistencia de emociones y sentimientos opuestos hacia una misma persona o cosa (p. 23). Con respecto a la definición de Freud, se relaciona con la obra Carta al padre de Franz Kafka y enfatiza este fragmento: «A pesar de todo lo que has hecho, te amo y te respeto, pero también siento una profunda ira y resentimiento hacia ti». (Kafka, 1977, p.23). En este fragmento, Kafka expresa su amor a su padre, esta declaración refleja la lucha interna de Kafka por el amor y el rencor que le tiene a su padre, aunque en la obra se evidencia cómo busca acercarse a su padre como un modo de validación, pero desde el aspecto rencoroso es conmovedor observar cómo un hijo puede odiar y amar a la vez a su padre porque es algo inusual, ya que los padres son símbolo de aprecio y respeto, puesto que son los que nos han dado la vida y han puesto todo su esfuerzo por velar por nuestro bien. Por otro lado, Melanie Klein es fundadora de la escuela inglesa de psicoanálisis. En su libro «Amor y odio» (1953), explora la ambivalencia como un aspecto fundamental del desarrollo psicoactivo temprano, particularmente en la relación entre el niño y sus padres (p. 45). Esto es relevante porque nos muestra que es normal tener sentimientos mixtos hacia nuestras madres cuando somos niños. Nos dice, además,
que estos sentimientos pueden afectar cómo nos comportamos cuando crecemos. Su investigación nos ayuda a entender mejor cómo nuestras experiencias de la infancia influyen en nuestras vidas adultas y cómo podemos aceptar mejor nuestras emociones. En el caso de Kafka, donde se evidencia esto, en el siguiente fragmento: «También sucedía que no había una reconciliación propiamente dicha, que la madre solo me protegía de ti a escondidas, me daba, me permitía algo a escondidas, y entonces yo era otra vez para ti ese ser retorcido y falso, que se sabe culpable, y que, por ser tan nulo, hasta aquello a lo que creía tener derecho no lo conseguía sino por caminos sinuosos» (Kafka, 1977, p.11). Aquí Kafka describe cómo su madre a veces actuaba a escondidas para protegerlo de su padre, lo que contribuía a sus sentimientos de culpa y falsedad. Su madre lo protegía y le concedía cosas en secreto. Esto muestra que, aunque ella quería ayudar a Kafka, lo hacía de manera encubierta para no desafiar abiertamente la autoridad del padre. Esto subraya la complejidad de la relación entre Kafka y su madre, donde ella actúa como mediadora, pero sin poder enfrentarse directamente a su esposo. Por su parte, Friedrich Nietzsche en su obra Así habló Zaratustra (1883) explora la ambivalencia como una fuerza impulsora de la creatividad y la transformación personal. A diferencia de la visión tradicional que la percibe como un estado negativo o una fuente de conflicto, Nietzsche ve en la ambivalencia una oportunidad para trascender las limitaciones de la moral convencional y abrazar la complejidad de la existencia. Es reflexivo porque nos hace pensar de manera diferente sobre nuestras emociones contradictorias. Nos dice que enfrentar esos sentimientos puede ayudarnos a conocernos mejor y vivir una vida más auténtica y significativa. Es como si nos dijera: «No tengas miedo de tus emociones; pueden ser tu guía hacia una vida más plena y real», esta perspectiva de Nietzsche sobre la ambivalencia nos desafía a abrazar nuestras emociones contradictorias y encontrar autenticidad en nuestras vidas, ofreciendo una nueva forma de entender y vivir nuestras experiencias emocionales, pero dándonos otro enfoque diferente sobre la ambivalencia. Asimismo, esto lo podemos notar en el siguiente fragmento: «Aquello fue solo un pequeño inicio, pero la sensación de nulidad que muchas veces se apodera de mí (una sensación, por otra parte, y en otros aspectos, también noble y fructífera) se debe en mucho a tu influencia» (Kafka, 1977, p.5) Este fragmento es una reflexión profunda sobre cómo Kafka percibe la influencia de su padre en su vida emocional y creativa. A pesar del dolor y la sensación de nulidad, Kafka encuentra una forma de darle sentido y utilizarla como una fuerza para su creatividad y crecimiento personal. Es un ejemplo poderoso de cómo la ambivalencia, los sentimientos contradictorios de amor y resentimiento hacia su padre, se convierten en una fuente de transformación y producción artística.
Finalmente, como hemos analizado en distintos fragmentos de la obra, la ambivalencia se presenta como un estado constante en la vida de Kafka, producto de la dinámica familiar y la influencia paterna. Esta lucha interna se manifiesta en su baja autoestima, sentimiento de inferioridad y constante búsqueda de validación. A pesar de estos sentimientos negativos, Kafka también expresa amor y respeto hacia su padre, lo que refleja la complejidad de la relación y la dificultad para romper los lazos emocionales. Asimismo, nos invita a reflexionar sobre nuestras propias experiencias interpersonales ambivalentes, reconociendo que los sentimientos contradictorios hacia nuestros seres queridos son comunes y forman parte del desarrollo psicoafectivo. Aceptar estas emociones nos permite comprender mejor nuestras relaciones y trabajar hacia una mayor autenticidad y madurez emocional.
REFERENCIAS:
Freud, S. (1896). Psicología de los procesos inconscientes. Amorrortu Editores.
Kafka, F. (1977). Carta al padre (A. Sánchez, Trad.). Alianza Editorial.
Klein, M. (1953). Amor y odio. Paidós.
Nietzsche, F. (1883). Así habló Zaratustra: Un libro para todos y para ninguno. Editorial Losada.
Autores:
Katherine Elizabeth Valverde Villacorta
Ludwing Mahatma Medina Albujar
Cristina Liliana Castillo Guzmán