El entusiasmo de los padres de familia por ver estudiar a sus hijos es conmovedor en el caserío Cerro Blanco, pero las condiciones no son las más apropiadas. Los niños se distribuyen en pequeños ambientes de las viviendas para recibir sus clases, presos de la incomodidad y las carencias. Cerro Blanco es un caserío del Centro Poblado Llaügueda, en la provincia de Otuzco, en el departamento de La Libertad.
Un conflicto social irreconciliable entre ambos pueblos (Llaugueda y Cerro Blanco) que ha cobrado innumerables víctimas ha provocado la separación definitiva de ambas poblaciones. Consecuentemente, la educación de los niños y adolescentes resultó afectada, dejaron de estudiar los años 2021 y 2022.
ANEXO DE LLAUGUEDA
Recién en el año pasado se creó un anexo de la institución Educativa N° 80662 – Llaugueda en el caserío Cerro Blanco y empezó a funcionar el nivel primaria con tres profesores contratados por la Municipalidad Provincial de Otuzco. Este año, a duras penas, se logró completó el nivel secundario.
Esto fue el primer logro obtenido por las autoridades del pueblo, luego de reiteradas reuniones con funcionarios de la Ugel – Otuzco, la gerencia regional de Educación y con el propio gobernador regional César Acuña Peralta.
NUEVO AÑO ESCOLAR
Durante la ceremonia de inicio del año escolar 2024 se escucharon palabras motivadoras, así como de compromiso de padres y maestros, pero también de desafío, súplica y esperanza.
“Para los maestros es un reto trabajar en este lugar y lo hacemos con mucha voluntad. Dictamos clases en pequeños cuartos de viviendas prestados por los padres de familia, a donde cada estudiante tiene que llevar su propia silla y mesa, porque no hay mobiliario. Los ambientes son reducidos, tienen poca claridad y ventilación. No tenemos medios y materiales para desarrollar el proceso enseñanza – aprendizaje. Las condiciones son antipedagógicas, pero los niños necesitan estudiar” , dice animada la coordinadora de la Institución educativa de Cerro Blanco, Rosa Rodríguez Hurtado.
CONDICIONES PRECARIAS
El presidente de la Asociación de Padres de Familia (Apafa), Ricardo Gómez Segura, no puede ocultar su alegría al ver a todos los niños y jóvenes listos para empezar el año escolar, sin embargo, se le agolpa la nostalgia observar las condiciones precarias en las que volverán a estudiar los pequeños.
Agradece al alcalde provincial de Otuzco, Julio Mantilla Aguilera, por el apoyo incondicional que les brinda. El año pasado la comuna otuzcana pagó tres profesores para el nivel primaria y este año ha contratado tres docentes más, uno de inicial y dos de secundaria.
“También agradecemos el ofrecimiento del gobernador regional César Acuña Peralta, quien se ha comprometido construir una nueva infraestructura educativa de acuerdo a las necesidades de la población, pero mientras tanto, le pedimos al señor Acuña la instalación de aulas prefabricadas para que los niños puedan estudiar en mejores condiciones de salubridad y comodidad”, expresa en tono se súplica el dirigente.
DEMANDAN RECONOCIMIENTO
Pide también que administrativamente la Ugel tramite el reconocimiento de la nueva institución educativa Cerro Blanco.
“Los funcionarios deben entender que ante un conflicto social tienen que actuar con criterio de humanidad y celeridad para resolver los problemas, porque se trata de una emergencia. Deben racionalizar las plazas orgánicas de la institución educativa de origen, la N° 80662 – Llaugueda, porque la población educativa a migrado a otro lugar. Exigimos soluciones puntuales y no más obstáculos”, dice con firmeza el presidente de la Apafa, Gómez Segura.
Los padres no descansan en sus gestiones, los niños cifran sus esperanzas en sus mayores y los maestros aguardan expectantes los resultados, mientras tanto trabajan con esmero, aún en condiciones deplorables.
DATOS:
El año escolar empieza con 65 alumnos en primaria, 40 en secundaria y 25 en inicial. Sólo atenderán niños de cinco años en inicial, pues existe un número similar de 3 y 4 años que no podrán estudiar por falta de profesores.