El papa Francisco falleció este lunes 21 de abril a las 12:35 a.m., hora de Perú. La noticia fue confirmada por el Vaticano mediante un comunicado oficial leído por el camarlengo Kevin Farrell desde la capilla de la Casa Santa Marta, sede de residencia del pontífice. En la transmisión también estuvieron presentes el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y el arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, ambos vestidos de luto y visiblemente afectados por la pérdida.
Farrell declaró: “Queridos hermanos y hermanas, con profundo pesar debo anunciar el fallecimiento de nuestro santo padre Francisco”. Luego agregó que el papa “dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia”, y que ahora su alma ha sido confiada al “infinito amor misericordioso del Dios trino”.
Francisco murió a las 7:35 a.m., hora local de Roma, en su habitación de la Casa Santa Marta. El anuncio causó conmoción, ya que tan solo un día antes el pontífice impartió la bendición Urbi et Orbi desde el balcón principal de la basílica de San Pedro, durante el Domingo de Resurrección. Aunque se le notaba cansado, logró recorrer en el papamóvil la plaza vaticana e incluso bendecir a varios niños.
Desde febrero, el papa venía recuperándose de una neumonía bilateral que lo obligó a permanecer más de un mes internado en el policlínico Gemelli. Fue dado de alta el pasado 23 de marzo, pero sus apariciones públicas posteriores fueron breves y limitadas. Durante la Semana Santa, no presidió las principales celebraciones litúrgicas, aunque sí acudió a rezar a Santa María la Mayor el Sábado Santo.
Con su fallecimiento, se inicia el periodo conocido como Sede Vacante. Los cardenales menores de 80 años deberán reunirse en el Vaticano para elegir a su sucesor. Mientras tanto, el cuerpo del papa será expuesto en la basílica de San Pedro durante varios días, en medio de los tradicionales novendiales (nueve días de luto).
Francisco, fallecido a los 88 años, expresó en vida que no deseaba un funeral solemne ni ser enterrado en la basílica de San Pedro. Tal como lo dejó escrito en su autobiografía Esperanza, publicada en enero de este año, será sepultado en la basílica de Santa María la Mayor, junto a la imagen de la Virgen que siempre visitó en momentos clave de su pontificado.
