Con tan solo 18 años, Kasandra Hilario Carranza, una joven trujillana de origen humilde, ha logrado conquistar un sueño que parecía lejano: ingresar a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) y, además, obtener una beca integral de Beca 18, otorgada por el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec). Su historia es un ejemplo de esfuerzo, perseverancia y del impacto positivo de los programas sociales del Estado en la vida de las familias más vulnerables.
Kasandra, quien junto a su madre y hermana menor es usuaria del programa Juntos del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), no se conformó con las limitaciones económicas que marcaron su infancia. “Yo no he tenido la oportunidad de estudiar; hemos sido una familia muy humilde. Por mi hijita, me he esforzado, he luchado bastante hasta sacarla adelante”, confiesa Adelina Carranza Rodríguez, madre de la joven, con lágrimas de orgullo.
El acompañamiento del programa Juntos fue clave. A través de una gestora local, Kasandra recibió información sobre Beca 18. “No sabía mucho acerca de las becas, pero la gestora nos orientó por WhatsApp. Me animó a postular y me ayudó en todo”, recuerda la joven. A partir de entonces, se enfocó por completo en alcanzar su meta: estudiar mañana, tarde y noche, sacrificando horas de sueño y momentos con amigos. “A veces dormía solo tres horas con tal de estudiar más”, relata.
Ese esfuerzo tuvo frutos. Hoy, Kasandra no solo es una de las ingresantes a la UNT, sino también beneficiaria de una beca que cubrirá todos sus estudios universitarios. Su historia ya es fuente de inspiración para su hermana Milagritos y para muchas otras jóvenes peruanas que enfrentan barreras sociales y económicas.
Su caso evidencia cómo la articulación entre políticas sociales y educativas puede transformar vidas. Programas como Juntos no solo brindan apoyo económico condicionado, sino que también empoderan a las familias para acceder a servicios esenciales, incluyendo la educación superior.
Kasandra tiene claro su objetivo: convertirse en abogada y retribuirle a su madre todo el sacrificio. “Ahora voy a esforzarme más para terminar mi carrera y darle a mi mamá la vida que merece”, afirma con convicción.
Mientras ella se prepara para sus primeros días como universitaria, su familia mira al futuro con optimismo. Esta historia de éxito no solo celebra el logro individual, sino también el valor de la educación como herramienta de transformación y de los programas sociales bien implementados como motores del cambio.