Bibliotecas contra la inseguridad/César Sánchez Lucero

Por César Sánchez Lucero

Gestor cultura y escritor

Solo hay que ver la biblioteca pública de Trujillo cerrada desde años, gobierno tras gobierno, para entender el nivel de inseguridad que padece el distrito (y el país). Una ciudad sin políticas culturales está condenada a vivir en la violencia, la corrupción y la discriminación de todo tipo, o sea: en el subdesarrollo. Ninguna persona con mediana inteligencia puede pensar que con policías y militares parados en las esquinas como guachimanes se puede acabar con el crimen; menos con gente encerrada en sus casas por los toques de queda, o con cámaras que solo aumentan el morbo y no impiden ninguna clase de delitos. La solución para la inseguridad ciudadana es impedir que hombres y mujeres, por innumerables razones, vean en la ilegalidad una forma de vida. Esto se hace con creatividad, empatía y derechos; formas de consolidar un Yo ético.

¿Se imaginan construir la mejor biblioteca del Perú en El Porvenir, una de las zonas más peligrosas de Trujillo, que funcione como centro cultural, que promueva diferentes proyectos artísticos para niñas, niños y adolescentes de la zona, con iniciativas de cultura viva comunitaria y políticas de trabajo, salud y educación para las y los vecinos? Un verdadero gobierno busca prevenir la delincuencia y promover la convivencia pacífica, no actuar en acto de venganza (que disfrazan muchas veces de justicia) cuando ya balearon a nuestro familiar, amigo o vecino. La ineptitud y corrupción de nuestras autoridades locales, regionales y nacionales nos cuestan vidas diariamente, y por esto merecen —mínimamente— la cárcel. Dicho sea de paso: una biblioteca vacía es igual o peor que una biblioteca cerrada. 

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Causa Justa

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