En el corazón de la provincia de Santiago de Chuco, donde los caminos serpentean entre montañas, la tragedia tejió un sombrío episodio. Un enfrentamiento entre ronderos y las fuerzas del orden arrojó un saldo desgarrador: dos vidas segadas y una herida, como marcas indelebles de un choque que debió darse.
La desgracia se registró en la carretera de desvío hacia la carretera de Santiago de Chuco que se convirtió en el escenario de una confrontación. Allí, en el caserío Nueva Fortaleza, un lugar que solía ser testigo de la tranquilidad de la vida rural, se desató una serie de eventos que dejarían huellas imborrables.
Las víctimas, Yaneri Edin Rodríguez Guevara y Juana Mariana Contreras Delgado, encontraron su triste final en el interior de dos combis color blancas, de placas de rodaje T6N-426 y T6G-508.
Yaneri Edin Rodríguez Guevara registra un orificio en el tórax parte media, y Juana Mariana Contreras Delgado, con heridas a la altura de la sien y el cuello. Ambas quedaron inmóviles en el interior de las combis que solían ser vehículos de transporte, pero que ahora albergaban el peso del luto.
En medio de este caos, otro nombre surgió entre las sombras: Sixto Celestino Rengifo Rodríguez. Atrapado en el fuego cruzado, una bala encontró su camino hasta su pantorrilla, dejando una marca sin orificio de entrada.
El enfrentamiento se registró entre ronderos con agentes de la comisaría de Shorey. Las versiones difieren, pero el choque fue inevitable. Los ronderos sobrevivientes indicaron que el hecho ocurrió cuando regresaban de una reunión en Quiruvilca hacia Huamachuco y cuando llegaron a la entrada a la carreta de Santiago de Chuco fueron intervenidos por personal policial de la comisaría de Shorey. Aseguraron que los agentes dispararon y como saldo de ello se registraron las dos compañeras muertas. El enfrentamiento duró cerca de 30 minutos, en el kilómetro 131 de la carretera de la sierra de La Libertad.
El enfrentamiento se registró cuando la Policía quiso rescatar a cinco personas que supuestamente están secuestrada por los ronderos. Un secuestrado, identificado como Luis Fernando Santos Castro, logró escapar de sus captores y fue intervenido por el personal de la CRPNP Shorey. Con la voz temblorosa pero firme, reveló que había sido contratado por una persona desconocida para trabajar en la minería ilegal en Quiruvilca.
