El miedo y la violencia continúan sembrando el caos en el sector transporte de La Libertad. La empresa de transportes “Girasoles”, con sede en el distrito de La Esperanza, en Trujillo, ha sido blanco de un acto de extorsión que amenaza no solo su operatividad, sino también la seguridad de sus trabajadores y pasajeros.
El gerente de la empresa, Jesús Requejo Castillo (35), denunció que desde el pasado 7 de marzo ha venido recibiendo amenazas de sujetos desconocidos, exigiendo un pago de dinero a cambio de permitir que la empresa continúe funcionando sin incidentes.
La situación escaló el 10 de marzo cuando, en un claro mensaje de intimidación, los extorsionadores dejaron un sobre en la entrada del local de la empresa. Dentro de este, se halló un cartucho de dinamita y una hoja con mensajes amenazantes.
Este tipo de extorsiones se ha convertido en un problema recurrente para las empresas de transporte en la región. Grupos criminales exigen pagos a los dueños y gerentes bajo la amenaza de ataques a sus unidades, estaciones o incluso a su personal. En muchos casos, la negativa a pagar ha resultado en atentados con explosivos, incendios provocados o incluso asesinatos. En este contexto, el hallazgo de dinamita en la empresa “Girasoles” es un claro aviso de que los criminales están dispuestos a tomar medidas violentas si sus exigencias no son atendidas.
Ante la gravedad del caso, la Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) de la Policía Nacional del Perú fue alertada y se desplazó al lugar para neutralizar el artefacto explosivo y evitar una posible tragedia. Además, la Policía ha comunicado el hecho al Representante del Ministerio Público (RMP) y ha iniciado las investigaciones para dar con los responsables.
El sector transporte en Trujillo y sus alrededores se encuentra en constante acecho de bandas criminales. En los últimos años, las empresas han sido blanco de ataques similares, con amenazas que incluyen atentados con armas de fuego y explosivos contra unidades en circulación o estacionadas en sus terminales. En varios casos, los propietarios han optado por cerrar sus negocios ante la imposibilidad de operar en un entorno tan hostil.
