de edad, fue salvaje de principio a fin. La pesadilla empezó el 23 de octubre cuando lo secuestraron de su local, ubicado en la avenida Perú, y desde ese día sus secuestradores no pararon de torturarlo de manera desalmada.
Cada tortura era grabada y el video era enviado a sus familiares para doblegarlos y desembolsen el dinero que exigían y que, finalmente, fue entregado a cambio de su liberación. El resultado es espantoso. Sus captores le amputaron tres dedos y una oreja, le fracturaron los huesos del cráneo y rostro, al que, además, le arrojaban ácido muriático en su encierro. Una pesadilla que jamás podrá ser olvidada y que lo marca a Díaz Garrido de por vida.
Por la forma en que fue tratado se confirma que detrás estuvo la organización criminal “Los pulpos”, la misma que según el jefe de la División de Investigación Criminal (Divincri), coronel Javier Méndez Yupanqui, ya había sido desarticulada, cuando no puede atrapar ni a su cabecilla que sigue prófugo de la justicia.
El hombre de negocios fue liberado la madrugada de hoy por inmediaciones de la carretera doble vía Laredo-El Porvenir, a la altura de la Planta Eléctrica, frente al grifo nuevo del distrito de Laredo. Una patrulla combinada de policías y serenos localizó a la víctima a un costado de la vía entre los sembríos de cañas de azúcar. El empresario estaba desubicado, con heridas en diferentes partes del cuerpo.
Presentaba lesiones como mutilación de sus dedos de ambas manos, entre las manos con grilletes de seguridad hacia la parte delantera, embalado las piernas con cinta adhesiva metálica de color plomo, un vendaje de tela color blanco en la cabeza, sin prenda de vestir en la parte superior del dorso. Fue llevado a una clínica local, hasta donde llegaron los jefes policiales como verdaderos espectadores de lo que nunca pudieron resolver: un secuestro que podría repetirse nuevamente.
