La temporada de lluvias ha dejado una profunda huella en la provincia de Trujillo. Según el último reporte del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) La Libertad, al menos 1,427 viviendas han resultado afectadas por las intensas precipitaciones, generando preocupación entre autoridades y vecinos por el impacto en la seguridad, la salud y la infraestructura básica de miles de familias.
Los distritos más golpeados han sido Trujillo centro, con 1,000 viviendas afectadas, y La Esperanza, especialmente en su parte alta, donde 270 hogares presentan daños. Le siguen El Porvenir con 50 viviendas impactadas, Víctor Larco Herrera con 48, Huanchaco con 30, Alto Trujillo con 26 y Laredo, que reporta 3 viviendas afectadas.
La emergencia ha obligado a la habilitación de dos albergues temporales para atender a las familias damnificadas. Estos espacios de acogida funcionan en el Polideportivo El Milagro, en el distrito de Huanchaco, y en el Polideportivo Inca Roca, en El Porvenir. Allí se han instalado carpas, colchonetas, kits de abrigo y servicios básicos para brindar atención humanitaria a los afectados.
En Huanchaco, la situación es particularmente grave. Veinte viviendas han quedado inhabitables y diez colapsaron completamente, dejando a decenas de familias en la intemperie. Alto Trujillo también reporta afectaciones severas: 25 inmuebles dañados y uno inhabitable.
Las lluvias no solo han comprometido viviendas; también han generado aniegos, interrupciones de vías, colapso de sistemas de drenaje y riesgo sanitario por aguas estancadas. En varios sectores, los vecinos han improvisado muros de sacos con arena para contener el agua, mientras otros continúan con labores de limpieza en medio del lodo.
“Lo hemos perdido todo, el agua entró hasta la cintura”, relata con tristeza Carmen Rodríguez, vecina de La Esperanza, cuyo hogar fue arrasado por las lluvias. “Nos prometieron ayuda, pero seguimos esperando. Dormimos en el suelo y no tenemos ni ropa seca”, agrega.
El COER ha solicitado apoyo de los gobiernos locales para reforzar las acciones de respuesta y prevención. Mientras tanto, brigadas de Defensa Civil continúan evaluando daños, censando familias damnificadas y distribuyendo ayuda.
La situación ha reabierto el debate sobre la necesidad urgente de invertir en infraestructura de drenaje pluvial, un proyecto postergado desde hace años pese a las advertencias de expertos y la memoria reciente del fenómeno El Niño costero de 2017.
En medio del lodo, la incertidumbre y la desesperación, miles de familias claman por una respuesta rápida y efectiva. El llamado de la ciudadanía y de las autoridades es claro: las lluvias no pueden seguir sorprendiendo a Trujillo cada año.