En el marco del 48 aniversario de la creación de Sedalib, Percy Rosario Martell, presidente del directorio, emitió un discurso emotivo y contundente en defensa del carácter público de la empresa.
Sus palabras, más que un recuento de logros, fueron una declaración de principios sobre la importancia de mantener el agua como un bien de acceso universal y la necesidad de preservar Sedalib como una entidad libre de intereses políticos partidarios y de privatización.
Los trabajadores: «El alma de la empresa»
Desde el inicio de su intervención, Rosario no dejó dudas sobre a quién considera como el núcleo vital de Sedalib. «El alma de la empresa son los trabajadores, gente honorable y entregada a su labor de servicio», declaró ante un auditorio repleto de empleados, dirigentes y ciudadanos. Para el presidente de Sedalib, la labor de cada trabajador es fundamental, y sin ellos, la empresa no podría cumplir con su propósito esencial: brindar acceso al agua potable.
«Así como las familias celebran el nacimiento de sus hijos, hoy celebramos la creación de una entidad que brinda un servicio fundamental para la sociedad. Un servicio elemental que siempre decimos: el agua es vida», continuó Rosario, recordando que la responsabilidad de administrar y distribuir este recurso tan esencial no es una tarea cualquiera, sino una que está intrínsecamente relacionada con el desarrollo y la subsistencia de toda la región de La Libertad.
Rosario aprovechó la ocasión para abordar uno de los temas más polémicos y urgentes que enfrenta actualmente Sedalib: el riesgo de la privatización. «Debemos estar atentos a cualquier intento de privatización de los servicios que damos, como es el caso del tratamiento de las aguas residuales, con un proyecto de concesión que no es más que una privatización soterrado”, afirmó de manera categórica.
El presidente de Sedalib explicó que esta concesión disfrazada, si se llegara a concretar, tendría un impacto directo en los bolsillos de miles de usuarios. Los trujillanos, especialmente aquellos de bajos ingresos, podrían ver aumentados los costos por el tratamiento de aguas residuales, afectando aún más su economía familiar. En este sentido, Rosario prometió mantenerse vigilante y defender la posición de no privatización, asegurando que luchará contra cualquier intento de hacer del agua un bien comercializable en detrimento de la población.
Otro de los temas delicados que abordó Rosario fue la interferencia de los intereses políticos partidarios en el funcionamiento de Sedalib. Con un discurso firme, expresó que la política, aunque necesaria en muchos aspectos de la vida social, no debería mezclarse con la administración de una empresa de servicios esenciales como el agua. «La política es buena porque es servicio. Pero cuando esa política se quiere mezclar en el funcionamiento de una empresa que administra algo tan vital como el agua, ahí es cuando está mal», enfatizó.
La presencia de intereses políticos en Sedalib, según Rosario, solo contribuye a desvirtuar los objetivos de la empresa, generando conflictos y desviando la atención de lo verdaderamente importante: asegurar un servicio de calidad para todos los ciudadanos de Trujillo y La Libertad. En este sentido, llamó a la unidad y al compromiso de los trabajadores y directivos para resistir cualquier intento de manipulación.
Rosario cerró su discurso reconociendo que, aunque hay problemas en la empresa y siempre los habrá, lo esencial es enfrentarlos con dignidad y compromiso. «Nuestro desafío es fortalecer nuestra empresa, dar nuestro mejor esfuerzo y seguir la senda del logro de una institución que cumple con las exigencias históricas para las que fue creada», señaló.
Para él, el futuro de Sedalib pasa por mantener el servicio público y asegurar que el agua siga siendo accesible para todos. A diferencia de quienes ven en la privatización una solución, Rosario defiende la idea de que una empresa pública bien gestionada puede ofrecer servicios de calidad sin depender del sector privado.