Una fuerte precipitación activó la quebrada San Ildefonso y convirtió las calles del Territorio Vecinal N.° 28 de Mampuesto, en Trujillo, en improvisados riachuelos. Los vecinos, muchos de ellos acostumbrados a vivir en zozobra cada temporada de lluvias, observaron con desesperanza cómo el agua y el lodo volvían a ingresar a sus viviendas, a pesar de que en esa zona se ejecuta uno de los proyectos de infraestructura más importantes de los últimos años.
Se trata del proyecto «Creación del Servicio de Protección contra Inundaciones en la Quebrada San Ildefonso», a cargo de la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), que fue anunciado como una solución definitiva a los desbordes que por años han afectado a miles de familias. Pero para quienes viven en Mampuesto, el agua arrastró no solo lodo, sino también promesas incumplidas y una creciente indignación.
Gerardo Reyes Torres, alcalde vecinal del sector, recuerda que el pasado 25 de febrero, cuando aún el cielo estaba despejado, enviaron un oficio a los representantes de ANIN en Trujillo solicitando una reunión pública. La idea era sencilla: que los técnicos les explicaran, con claridad y evidencias, los beneficios reales del proyecto, las funciones del túnel de trasvase, la efectividad de los diques construidos y cómo estos evitarían una futura inundación. Querían entender, querían creer. Pero nunca recibieron respuesta.
El silencio institucional se volvió ruido en las calles de Mampuesto el sábado por la mañana, cuando el agua comenzó a bajar con fuerza desde la quebrada y se metió sin pedir permiso en las casas de siempre. Las mismas familias que han vivido estas escenas una y otra vez empezaron a preguntarse si realmente algo había cambiado. Para muchos, la respuesta fue obvia.
Reyes Torres asegura que la preocupación de los vecinos no solo tiene que ver con el desastre vivido el último fin de semana, sino con una sensación cada vez más fuerte de que no se está haciendo bien el trabajo. El pedido de una reunión informativa, en la losa deportiva de Los Naranjos, fue acompañado de un planteamiento para que profesionales independientes pudieran contrastar la versión oficial y aclarar dudas técnicas sobre el diseño y la eficacia de la obra.
La indignación vecinal ha puesto contra las cuerdas a las autoridades. Esta semana, el gobernador regional César Acuña anunció que el próximo 10 de abril llegarán a Trujillo funcionarios de ANIN, acompañados por representantes de las empresas contratistas, para rendir cuentas sobre el estado del proyecto. Además, deberán informar en qué momento comenzarán las obras de drenaje pluvial en la ciudad, una deuda pendiente desde hace más de cinco años.
Mientras los funcionarios preparan sus exposiciones, los vecinos de Mampuesto esperan respuestas claras y, sobre todo, soluciones reales. El agua ya entró a sus casas, una vez más. Y con ella, el recuerdo doloroso de un sistema que les ha fallado tantas veces como las lluvias han tocado sus puertas. La historia, dicen ellos, ya no debe repetirse. Porque si después de millones de soles invertidos Trujillo sigue inundándose, ¿de qué sirvió todo ese dinero?