Ronderos exigen solución a las problemáticas de Gran Chimú

La emblemática Plaza de Armas de Trujillo se convirtió en el escenario de un enfrentamiento simbólico entre la ciudadanía rural y las autoridades. Cientos de ronderos provenientes de la provincia de Gran Chimú llegaron al centro histórico de la ciudad con un objetivo claro: exigir al Gobierno Regional de La Libertad, liderado por César Acuña Peralta, la atención inmediata a sus demandas. Sin embargo, fueron impedidos de ingresar por un fuerte contingente policial que resguardaba una ceremonia oficial de entrega de patrulleros a la Policía Nacional del Perú (PNP).}

Los ronderos, reconocidos por su papel histórico en la defensa de la justicia y la seguridad en las zonas rurales, acudieron organizados con pancartas y consignas. Sus principales exigencias giran en torno a dos temas urgentes: la mejora de las carreteras en Gran Chimú y la intervención para mitigar la contaminación ambiental del río Chicama.

El reclamo más insistente de los campesinos fue dirigido a la infraestructura vial. Según manifestaron, las carreteras de su provincia han sido intervenidas con emulsión asfáltica, un material que consideran inadecuado para soportar el tránsito constante de vehículos pesados. “Lo que necesitamos es pavimento de verdad, que garantice durabilidad. Estas vías no duran ni una temporada de lluvias”, señaló uno de los dirigentes presentes.

La falta de carreteras en condiciones óptimas no solo dificulta la conexión entre los centros poblados, sino que también encarece los costos de transporte de productos agrícolas hacia mercados locales y regionales. Esto impacta directamente en la economía de cientos de familias campesinas, quienes dependen del comercio de productos como café, maíz y cacao.

Otra de las preocupaciones centrales de los ronderos fue la creciente contaminación del río Chicama. Considerado uno de los principales recursos hídricos de la región, este río se encuentra amenazado por actividades industriales, mineras y la falta de un manejo adecuado de residuos sólidos.

“Estamos viendo cómo nuestro río, que por años ha sido fuente de vida, se está convirtiendo en un río muerto. Los peces están desapareciendo, y el agua que usamos para nuestros cultivos está contaminada”, advirtió otro de los manifestantes.

La contaminación del río Chicama no es un problema nuevo. En octubre de este año, un derrame de sustancias químicas en el distrito de Marmot alertó a las autoridades, pero las acciones concretas han sido insuficientes. Según informes de la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental, este afluente ha sido afectado por vertidos ilegales y prácticas irresponsables en diversas zonas de la provincia.

A pesar de la organización y el traslado masivo de los ronderos hacia Trujillo, las fuerzas del orden les impidieron ingresar a la Plaza de Armas. La ceremonia de entrega de patrulleros, presidida por César Acuña y altos mandos de la Policía Nacional, fue considerada por las autoridades como una prioridad que requería seguridad absoluta. “No podemos permitir que las protestas interfieran con eventos oficiales”, indicó un portavoz de la policía.

Los ronderos, sin embargo, consideraron esta acción como un desaire. “Venimos desde lejos, con mucho esfuerzo, para que nos escuchen, pero nos cierran las puertas. Esto no es justo”, expresó con indignación uno de los líderes comunales.

Lo que los ronderos buscan es un diálogo directo con el gobernador César Acuña y los consejeros regionales. “Queremos que nos miren a la cara, que entiendan que estamos cansados de promesas incumplidas”, afirmó un dirigente. Sin embargo, hasta el momento, no se ha informado de una reunión oficial entre las autoridades y los representantes de las rondas campesinas.

About Author

Causa Justa

Destacadas

Artículos Relacionados