La indiferencia de las autoridades, especialmente del Ministerio de Cultura a través de su Dirección Desconcentrada en La Libertad, está dejando que las zonas arqueológicas de Santo Domingo, en el distrito de Laredo, sean depredadas por inescrupulosos, poniendo en riesgo valiosos vestigios precolombinos, y se eso se añade la serie de invasiones de terrenos que han sido pasadas por alto por esta institución.

En un recorrido reciente por la zona, ubicada cerca al cerro Oreja, a la altura del Canal Madre del proyecto especial Chavimochic, se evidenció que no solo hay invasiones de terrenos que son propiedad del Estado, sino también excavaciones ilegales —algunas recientes— que han dejado montículos de tierra y fragmentos de cerámica, al parecer de las culturas Chimú y Moche, esparcidos a la intemperie.

Las imágenes y evidencias recogidas muestran claramente el saqueo y abandono de estas áreas, consideradas patrimonio cultural. La comunidad exige que se tomen medidas urgentes para proteger estos vestigios y sancionar a los responsables de las invasiones y destrucción del patrimonio.
Los saqueadores buscan piezas para venderlas en mercados ilícitos, mientras que otros simplemente usan las tierras para construir viviendas o para actividades agrícolas, destruyendo para siempre los vestigios arqueológicos.
Ni le interesa
Estos daños arqueológicos son consecuencia, según vecinos y defensores del patrimonio, de la falta de intervención decidida por parte de la sede regional del Ministerio de Cultura, dirigida por el apepista David Calderón de los Ríos. Las críticas apuntan a que Calderón habría llegado al cargo no por méritos técnicos, sino por consigna política, lo que cuestiona su capacidad para enfrentar estos problemas.

La Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación (Ley N.° 28296) establece que todos los bienes arqueológicos son propiedad del Estado, inalienables e imprescriptibles. También obliga al Ministerio de Cultura a velar por su protección y conservación.
Sin embargo, la oficina desconcentrada del Ministerio de Cultura en La Libertad —a cargo actualmente de David Calderón de los Ríos, de las filas de Alianza para el Progreso— ha mostrado una respuesta fría. Vecinos de Santo Domingo denuncian que han reportado las invasiones y saqueos en múltiples ocasiones, sin recibir una acción concreta. Según testimonios recogidos en la zona, “vienen, toman fotos y se van, pero nunca se ve una vigilancia permanente ni se sanciona a los culpables”.
Depredación impune
En Santo Domingo, la tierra esconde siglos de historia. Bajo la superficie se encuentran los restos de culturas que alguna vez fueron el corazón de la civilización andina: Chimú, Moche y quizás vestigios aún más antiguos. Sin embargo, hoy lo que predomina no es el respeto por el legado, sino la indiferencia y la depredación.

Santo Domingo fue una zona clave en el desarrollo de las civilizaciones precolombinas. Aquí florecieron asentamientos desde tiempos precerámicos (hace más de 4,000 años), hasta convertirse en centros agrícolas, rituales y administrativos chimúes hacia el siglo XII d.C.
Los montículos de Santo Domingo son más que montones de tierra: son la memoria de un pueblo, los cimientos de la identidad cultural de la región. Que se dejen depredar a vista y paciencia de las autoridades revela una peligrosa indiferencia que amenaza con dejarnos sin pasado.

