Los ecos de la tragedia, producto de la violencia delincuencial, continúan rompiendo la tranquilidad en el distrito de Chao, en la provincia de Virú. Esta vez, el centro poblado de Valle de Dios se tiño sangre. La muerte se presentó sin previo aviso, dejando un rastro de incertidumbre y terror.
En esa zona, un joven de 21 años de edad fue asesinado y otros dos quedaron gravemente heridos al ser baleados por sujetos desconocidos cuando libaban licor en una cantina de la calle Los Ángeles, localidad de Valle de Dios.
La calle Luz de Dios, tan religiosamente nombrada, se había convertido en escenario de una tragedia lúgubre. En medio de la oscuridad, balas traicioneras habían silenciado la existencia de Melver Yosvin Cruz Vásquez. La víctima fue cegada de dos balazos en la cabeza.
La búsqueda frenética de los perpetradores dio sus resultados, con la captura de dos sujetos que se daban a la fuga en una moto lineal. Los capturaron atrincherados en un inmueble abandonado, donde los presuntos autores del crimen se ocultaron de la justicia.
En el oscuro rincón del inmueble, los agentes de la ley encontraron un artefacto siniestro: un arma de fuego, una pistola de color negro con la serie limada. Se presume que esta arma de fuego le pertenecería a un miembro de la Policía Nacional. El instrumento de muerte, silencioso y mortal, reposaba en medio de la penumbra, testigo mudo de los horrores que habían ocurrido.
La tragedia no se limitó a una sola vida segada por el plomo asesino. Dos personas más, Richard Heredia Julón y Walter Delgado Huamán, sufrieron las consecuencias del tiroteo en Valle de Dios. Sus cuerpos heridos fueron trasladados al centro de salud Puente Chao, desde donde por la gravedad de sus heridas fueron derivados a un hospital de Trujillo.