La ola de criminalidad que golpea a la región La Libertad ha alcanzado nuevos niveles de intimidación. Esta vez, el alcalde del distrito de Mache, provincia de Otuzco, Wilder Barot Castillo Zavaleta, denunció haber sido víctima de un nuevo caso de extorsión que no solo amenaza su integridad, sino también la de su familia y trabajadores municipales. El hecho se agrava por la aparición de un explosivo detonado en la misma Plaza de Armas del distrito, acompañado de un mensaje manuscrito amenazante.
Castillo Zavaleta, de 48 años, se presentó ante la Policía Nacional del Perú para formalizar la denuncia. Señaló que desde el 20 de febrero viene recibiendo mensajes extorsivos por WhatsApp provenientes de dos números diferentes clonados. En estos mensajes, los remitentes le exigen la suma de 50 mil soles a cambio de no atentar contra su vida ni la de sus seres queridos.
La situación escaló peligrosamente el 10 de abril, cuando en las inmediaciones de la plaza principal de Mache se registró la detonación de un artefacto explosivo, generando pánico entre los vecinos.
Tras la explosión, se encontró un manuscrito con una clara advertencia: “Llamar al celular la otra va ir para tus trabajadores”, frase que revela la intención de los criminales de extender la amenaza a su entorno laboral inmediato.
Este nuevo caso evidencia cómo las redes criminales, antes concentradas en zonas urbanas, han comenzado a extender su radio de acción hacia localidades más alejadas, donde las autoridades locales tienen menos recursos para afrontar estas amenazas. Mache, una jurisdicción rural de la sierra liberteña, hasta hace unos años se consideraba una zona relativamente tranquila. Hoy, sin embargo, se suma al mapa de distritos bajo asedio por la extorsión.
El alcalde, visiblemente afectado, habría solicitado medidas de protección para él y su entorno, aunque hasta el cierre de esta edición no se ha informado de manera oficial sobre si dichas garantías han sido otorgadas.
La Policía ha comunicado al Ministerio Público y activado las investigaciones respectivas. No obstante, los pobladores temen que estas amenazas no sean un caso aislado, sino parte de una estrategia más amplia de amedrentamiento por parte de bandas que operan con total impunidad.
La falta de presencia efectiva del Estado en estos distritos rurales es aprovechada por los criminales, quienes imponen el miedo como mecanismo de control. Si bien en zonas como Trujillo o Virú ya se han implementado operativos y declaraciones de emergencia, en lugares como Mache la sensación de abandono es cada vez más evidente.