Por Olinda Valdez
Todos los 28 de Julio de cada año, celebramos la Independencia del Perú, pero, ¿En verdad fuimos libres e independientes o la libertad fue para unos cuantos? En este escrito intentaremos analizar el momento histórico.
La corriente libertadora que da los primeros pasos para salir del colonialismo, pero termina por cambiar de opresores, a los españoles por los criollos, quienes se repartieron la tierra, la riqueza, como quisieron. Acuñaron la palabra ciudadano, que es un término básicamente criollo, refiriéndose a la ciudad, dejando de lado a las zonas rurales del país. Esta distinción se ve reflejada en el trato, en el acceso a justicia, en los servicios de salud y educación que se brinda.
Esta época está marcada por los grandes latifundios que concentraban la tierra en pocas manos. Asimismo, quienes vivían en el territorio de los terratenientes siguieron siendo propiedad privada de esta nueva clase social, es decir los hacendados. Fueron los “indios” y los esclavos, las personas “negras” o de color quienes eran oprimidos por los latifundistas. Podemos encontrar libros que describen esta época, a grandes pensadores como José Carlos Mariátegui, en los 7 ensayos de la realidad peruana. Tuvieron que pasar más de 100 años para que los “indios”, sean considerados humanos por algún gobierno y pasar a ser sujetos de derecho a propiedad, por medio de la Ley de Reforma Agraria de Velasco, que fue anunciada el 24 de junio de 1969, cambiando “El día del indio” por el día del campesino.
El grito de Tupac Amaru II, que es hoy es un símbolo de justicia social de los pueblos en el Perú, pero en el bicentenario del Perú ni siquiera se le ha recordado como parte de la gesta histórica (2020, Trujillo Capital de la indecencia). A diferencia del presidente Juan Velasco Alvarado, que parte de Túpac Amaru II, para anunciar romper las cadenas de los campesinos, porque “Tupac Amaru lo prometió, Velasco lo hizo”, fue una frase muy conocida en el gobierno Militar revolucionario del Perú.
La muerte de Hugo Blanco revive parte de la memoria histórica del Perú, que en la historia del país pasa casi desapercibido, como fue la época del gamonalismo. Una época marcada por el abuso descomunal por los que se creían dueños de la tierra, una tierra por la no que trabajaron, que les fue regalada, y quienes estaban dentro de sus territorios. Un sistema semi-feudal, que hacía trabajar a todos, hasta a los niños, pero no les interesaba si estaban bien alimentados, si le sangraban las manos a cambio de un pan. En esta época los gamonales violaban mujeres y no había autoridad para quejarse y si lo había, era un saludo a la bandera, que hacía a este sistema desigual una semi esclavitud.

Hugo Blanco fue parte del movimiento campesino en la toma de tierras, un Cusqueño bastante particular, un blanco en medio de marrones, a quien cita el escritor Eduardo Galeano, diciendo lo siguiente: “Hugo nació por segunda vez cuando tenía diez años de edad. En la escuela recibió noticias de su pueblo, y se enteró de que don Bartolomé Paz había marcado a un peón indio con hierro candente. Este dueño de tierras y gentes había marcado a fuego sus iniciales, BP, en el culo del peón, llamado Francisco Zamata, porque no había cuidado bien las vacas de su propiedad.
No era tan anormal el hecho, pero esa marca marcó a Hugo para siempre.
Y con el paso de los años, se fue haciendo indio este hombre que no era, y organizó los sindicatos campesinos y pagó con palos y torturas y cárcel y acoso y exilio su desgracia elegida.
En una de sus catorce huelgas de hambre, cuando ya no aguantaba más, el gobierno, conmovido, le envió de regalo un ataúd.”
Esta época antes de la reforma agraria, estaba marcada por rebeliones de quienes cultivan la tierra, y algunos universitarios. En la región La Libertad tenemos a Luis de La Puente Uceda, quien fue un guerrillero, así como Héctor Béjar. Otro dirigente campesino muy importante, fue Saturnino Huillca, quien era un quechua hablante perseguido por dirigir a varios congéneres, se declaró enemigo de los hacendados, y pregonaba: “esta tierra será nuestra, nuestros enemigos son los gamonales, los ricos; ladrones de nuestro esfuerzo”. Un cusqueño que, a pesar de no haber tenido la oportunidad de aprender a leer y escribir, era muy claro en resaltar cada acto de injusticia que vivían los llamados “indios” por los hacendados. Saturnino tuvo 10 hijos, y perdió a 5 hijos siendo un pongo de un hacendado. Saturnino fue uno de los tantos campesinos que estuvo en la recuperación de las tierras que les pertenecía.
La ironía de la democracia en el Perú, es que Hugo Blanco iba a ser ejecutado en el gobierno “Democrático” de Acción Popular.
Hugo Blanco le escribe una carta al Tayta Arguedas el 14 de noviembre de 1969 cuando estaba en la prisión del frontón, en ellas escribió: “¡Cuantas veces he pensado en ti cuando me he sentido con estos recuerdos! Cuanta alegría hubieras tenido al vernos bajar de todas las punas, y entrar al Cusco, sin agacharnos, sin humillarnos y gritando calle por calle: ¡que mueran todos los gamonales! ¡Que vivan los hombres que trabajan! Al oír nuestro grito los “blanquitos” como si hubieran visto fantasmas, se metían en sus huecos, igual que pericotes”.
Con quien mantuvo una cercanía identitaria, de lucha hasta su muerte y más allá. La última carta que le escribió Hubo Blanco a Arguedas fue 4 días antes de su muerte, no se tiene seguridad si la leyó. Sin embargo, Arguedas en su carta le dice que tiene una sombra en su alma, escribe lo siguiente: “No estoy bien, no estoy bien; mis fuerzas anochecen. Pero si ahora muero, moriré más tranquilo. Es hermoso día que vendrá y del que hablas, aquel en que nuestros pueblos volverán a nacer, viene, lo siento en La niña de mis ojos su aurora, en esa luz está cayendo gota por gota tu dolor ardiente, gota por gota sin acabarse jamás. Temo que ese amanecer cueste sangre, tanta sangre. Tú sabes y por eso apostrofas, clamas desde la cárcel, aconsejas, creces. Como en el corazón de los unas que me cuidaron cuando era niño, que me criaron, hay odio y fuego en ti contra los comunales de toda laya”.
Arguedas Imaginaba una sublevación, hace referencia a la novela “Los Ríos Profundos” que no había tenido buena acogida por la crítica de ese entonces. José María Arguedas escribe en la carta: “En la novela imaginé esta invasión como un presentimiento: los hombres que estudian los tiempos que vendrán los que entienden de luchas sociales y de la política los que comprenden lo que significa esta sublevación de la toma de ciudad que he imaginado. ¡Cómo con cuánto más sirviente sangre se alzarán estos hombres sino persiguieran únicamente la muerte de la madre de la peste, del tifus, sino la de los gamonales, el día que alcancen vencer el miedo el horror que les tienen!
¿Quién ha de conseguir que venzan este terror en siglos formado y alimentado? ¿Quién? ¿En algún lugar del mundo está ese hombre que ilumine y lo salve? ¿Existe o no existe? Diciendo, como tú lloraba fuego esperando a solas. Los críticos de literatura, los muy ilustrados, no pudieron descubrir al principio la atención final de la novela, la que puse en su meollo, en el medio mismo de su corriente. Felizmente uno, uno solo, lo descubrió y lo proclamó, muy claramente.
¿Y después hermano? No fuiste tú, tú mismo quien encabezó a esos «pulguientos» indios de hacienda, de los pisoteados el más pisoteado hombre de nuestro pueblo; de los asnos y los perros el más azotado, el más escupido con el más sucio ¿escupitajo? Convirtiendo a esos en el más valeroso de los valientes, ¿No los fortaleciste, no acercaste ¿Su alma?”. Dando a entender que el libro que había escrito, había logrado su fin, porque Hugo Blanco logró entenderlo. Y lo consolida desde el saludo que le da, diciendo: Hermano Hugo, querido, corazón de piedra y de paloma; esta frase fue utilizada por Arguedas para referirse a sus semejantes. Le dice: “Tu sangre ya está en la mía, como la sangre de don Víctor y don Felipe Maiwa. Don Víctor y don Felipe me hablan día y noche, sin cesar lloran dentro de mi alma… Ellos, oye Hugo, me criaron, amándome mucho, porque viéndome que era hijo de misti, veían que me trataban con menos precio, como a indio.” Casi como una forma de anunciar sus últimos días de vida, Arguedas le subraya: “Ya no podrás olvidarme, aunque la muerte me agarra, oye, hombre peruano, fuerte como nuestras montañas donde la nieve no se derrite, aquí en la cárcel fortalece como a piedra y como a Paloma. He aquí que te he escrito feliz, en medio de una gran sombra de mis mortales dolencias. Un nosotros no nos alcanza la tristeza de los mistis, de los egoístas; nos llega la tristeza fuerte del pueblo, del mundo, de quienes conocen y sienten el amanecer. Así la muerte y la tristeza no son ni morir ni sufrir. ¿No es verdad hermano? Recibe mi corazón. Firma José María”.
Estos íntimos escritos parecen ser dos corazones puros, que sufrían, vivían y luchaban con la bravura de su alma en la época. Lamentablemente, Arguedas no pudo aguantar más la sombra que perseguía su alma, y termina con su vida 14 días después del cumpleaños de Hugo Blanco. De esta manera nos ayudan a contextualizar la época.

Las luchas de Hugo Blanco fueron evolucionando según la época, eso lo hacía un trotskista bastante peculiar, pero siempre a lado del pueblo. Es de esta manera que es que sigue su lucha, hasta que un día llega a Celendín Cajamarca, para luchar contra el proyecto minero “Conga”; de la empresa Yanacocha de la multinacional Newmont; Hugo Blanco ya tenía sus años, iba montando un caballo, muy al estilo de siempre, con su poncho, su chullo y su sombrero, iba para unirse con los defensores del agua, para gritar a todo pulmón Conga No va.
Hugo Blanco, habla que, “los que gobiernas al país no era Humala, ni Nadine si no las tras nacionales, el sistema sirve a las grandes empresas. Matan gente nuestra, pero los que van preso son gente nuestra, Gregorio Santos, y otros enjuiciados. Del derrame de mercurio en Choropampa no hay ningún preso, Inclusive murió el alcalde” (entrevista del Mas- Cajamarca, 2014), en esa misma entrevista señala que el gobierno menos malo, fue el que lo deportó, el gobierno de Juan Velasco Alvarado. Asimismo, asegura que nadie nos regaló nada, porque en el país ya había levantamientos y toma de tierras, que la reforma agraria se tenía que dar. Hugo Blanco emprendió la lucha en defensa del ambiente, de las plantas.
En el país ha habido luchas de manera aislada, que se quedaban en las regiones donde explotaban como el caso de Conga, en Cajamarca, antes tenemos el Baguazo, el Arequipazo, el Aymarazo, el Huanucazo, y otros más. Cuando mandan a las fuerzas represoras a matar en nombre de la democracia y la pacificación de la zona, solo es una muestra de una política de estado de matanza que con ayuda de los medios pasan desapercibido, en medio de los conflictos sociales. La historia nos demuestra como es un ciclo repetitivo, que este 07 de diciembre del 2022, inicio un grito, un estallido que llevaría al Perú a un estado sombrío y al mismo tiempo de esperanza. Se evidenció el hartazgo del sistema en diferentes regiones del Perú.
No solo desconocieron las elecciones y la elección popular, cuando los grandes pierden en su propio juego, utilizan otros poderes para volver al camino que ya habían trazado sin consultar al pueblo. Encontramos a algunos que aplauden la matanza, justificando el nombre de la democracia, y generando miedos de heridas aún abiertas. De manera racista, acusan sin ninguna prueba de “terroristas” a las personas de color marrón que tienen cierta manera de hablar, que son parte de una comunidad, tienen una lengua originaria. Lo que no estaban viendo, es que, lo que no se resuelve en las urnas, se resolvería en las calles. Es en ese momento que este modelo podrido, iba a sacar todo su armamento para defenderse y aplastarnos. Buscaban exterminarnos por medio del miedo, con las detenciones arbitrarias y la matanza. Las traban que se ponían para que las personas del interior del país no pudieran llegar a Lima. Al final Dina representa las fuerzas reaccionarias del Perú, su alma la vendió desde que juramentó en el poder. No imaginamos que, en este proceso, íbamos a ser arrastrados a toda furia como Túpac Amaru II.
El Perú es un país forjado en la segregación social y el desencuentro, en el contraste de la acumulación de la riqueza para unos cuantos y la pobreza enorme de peruanos. Un sistema de salud que no llega a todos y clínicas que te obligan a vender todo lo que tengas por una cama UCI. No es coincidencia las palabras del miserable de Alan García cuando era presidente de la República y llamo ciudadanos de segunda clase a los hermanos la Amazonía peruana. A quienes estaban vulnerando su territorio, la ciudad que lleva a todos lados “progreso” depreda los territorios, es por ello que las comunidades salen en defensa del agua y de sus territorios. Y que la protesta es un acto democrático en la ciudad dependiendo quienes sean los actores, si son los sectores clase medieros y no van contra los intereses de estados quo, entonces sí es un acto “ democrático” (como fueron las protestas de Merino), pero cuando estas mismas acciones lo hacen en Bagua, en Puno, las personas de provincia, los pobres, son tildados de “terroristas”, y en la coyuntura actual esta desigualdad y apropiación de la palabra “democracia” ha desnudado el sesgo de los medios de comunicación para informar.
La política de matanza que hasta ahora ejerce el estado, es comparable con una frase que utilizaban los gamonales, el famoso “hay que darles un escarmiento a estos indios”, para generar un terror entro los dominados. En las cartas entre Hugo Blanco y José María Arguedas; Hugo Blanco, se imaginaba ver a los “indios” entrar todos juntos a la capital de Cusco, y ver asustados a los blanquitos, en 1969. En estos últimos meses se ha reflejado la movilización social de los pueblos, y no solo las comunidades, si no que los pueblos han llegado a la capital de sus provincias, perdiendo el miedo de tantos años de sometimiento, llegando hasta la capital más virreinal y colonial que tenemos, como es Lima, a reclamar el poder político negado históricamente. Hoy los pueblos han perdido el miedo del que tanto hablaba el Tayta Arguedas, y han tomado las calles de todo el país. La primera toma de Lima es un claro ejemplo de reivindicación social, frente a una república quebrada y dividida. Es interesante encontrar las cartas de dos personas que marcan un hito histórico en el Perú, y que años después, esto se vea reflejado en el actuar de los pueblos. Siendo un anhelo de ambos personajes, el despertar de los pueblos andinos, pueblos originarios, como sujetos políticos.
La unificación entre los Andinos, amazónicos, pueblos originarios, para los españoles y criollos, fue llamarlos “indios”. Generando un corte, una división social, por un lado, la República de Españoles, y por otro lado la República de Indios, un orden social de dominación, que es lo que buscaban. Para convertirte en ciudadano, tenías que des layarte de tu cultura, tu identidad, para adoptar la del nuevo orden. El Perú es una seuda democracia y seuda república, solo funciona para unos cuantos. Por lo tanto, si la voz de los campesinos, las personas pobres, no se escucha, entonces no hay democracia. Este discurso que intenta polarizar dos posiciones, la del ejecutivo, que reprime en nombre de la “democracia” a los “violentistas”, cuando son los ciudadanos, las comunidades, los campesinos, los ronderos, los sectores populares, que están rechazando por medio de las protestas al ejecutivo, ejerciendo su legítimo derecho democrático a protestar.
Un problema que hasta el día de hoy no se ha podido resolver, más de 200 años de la independencia del Perú, como es el racismo, la invisibilizarían de las zonas rurales, amazónicas, es un problema que nace con la República, que nunca hizo parte a los “indios” como los llamaban despectivamente. En el Perú de hoy, los campesinos, los ronderos, los pueblos originarios, reclaman algo inherente, que es la participación y representación política en el poder. La manera más democrática de llevar este estallido social a un dialogo en igualdad de poder políticos y condiciones, es a través de una asamblea constituyente. Porque antes no han sido parte, ni los pueblos originarios en una Asamblea constituyente, y las mujeres solo fueron el 7% en la participación de la constitución del 93.
Aquí los pueblos no están pudiendo reivindicaciones por alguna infraestructura que adolecen, si no que están reclamando el poder político que se les ha sido negado. Se han cansado de darle el poder a otros, a los “preparados”, que con el gabinete de lujo nadaron en medio de los huaycos sin saber que hacer. Hoy el congreso ha capturado todos los poderes del estado, sin respetar la voluntad popular, avalados por el Tribunal Constitucional.
En las ciudades del norte del país, así como en Lima, como resultado del colonialismo y la acoplación de los criollos, hay una alienación de las primeras o segunda generación de profesionales, clases medias emergentes. Quienes desconocen el pasado de sus padres y abuelos, bisabuelos victimas del gamonalismo que no les permitieron acceder a la educación. Así que les dejo para la reflexión pregúntense ¿Cuántas personas que vivimos en ahora en la costa del Perú, provienen del ande o sus familiares han vivido antes allá? Para poder saber contra que estamos luchando, deben entender de dónde venimos, a que clase pertenecemos, porque somos los de abajo quienes sostenemos este sistema.
Los avances que hemos tenido como país, como fue la época de Velasco Alvarado, donde se dio el reparto de la tierra, así como el fortalecimiento gremial, luego viene una arremetida contra los derechos laborales que consolida Morales Bermúdez desde el momento que le da el golpe de estado a Juan Velasco, provocando un paro nacional el 19 de Julio de 1977, que tuvo como consecuencia el descabezamiento y despidos de los principales lideres. En este contexto s e llega a la asamblea constituyente del año 1978.
Las reformas hechas por el gobierno del presidente Pedro Castillo, respecto a los derechos laborales y otros. Después de supuesta vacancia, los sectores conservadores y de derecha, hoy atacan todo orden ese avance y terminan por capturar todos los poderes del estado, porque no quieren volver a tener a alguien que no encaje en el sistema en que se encuentran cómodos, mientras la desigualdad en el país sigue creciendo. Dina Boluarte, es la pieza que engrana esta arremetida en “democracia”, que recién algunos sectores liberales en estos momentos dicen que ya no hay democracia, mientras que, para el resto del país, esto dejó de ser democracia el día 7 de diciembre y el primer preso político es el presidente Pedro Castillo, luego estuvieron todas las ejecuciones extra judiciales, intentando todo el tiempo deslegitimar la protesta a través de la criminalización.
Pd. Escrito en memoria de quien en vida fue Hugo Blanco quien murió el día 25 de junio del 2023.