Por Olinda Valdez García
Arquitecta y lideresa feminista
¿Qué pasó con Isabel Cortez? Esta es una gran pregunta que esperamos poder responder. La congresista de la República Isabel Cortez, más conocida como Chabelita, llegó al poder con una campaña austera, principalmente con el apoyo de muchos trabajadores. Ella se convirtió en congresista sin deberle la campaña a ningún empresario o financista para poder llegar al poder Legislativo.
Desde la condecoración que hizo la señora Dina Boluarte a la congresista Isabel Cortez, ha sido un fuerte golpe para los sectores que la llevaron al poder y aún se sentían representados. Para los trabajadores, han sido importantes los avances promovidos en materia de derechos laborales desde la bancada de la congresista Cortez. Sin embargo, hay una visión de corto plazo respecto a la negociación que podría darse en este momento con el gobierno de Dina Boluarte.
Dina Boluarte es responsable política de las ejecuciones extrajudiciales que han ocurrido en el Perú, y el informe de la CIDH confirma esto. El gobierno actual ha violado derechos humanos y en este gobierno se han producido muertes de trabajadores, adolescentes, jóvenes, mujeres, campesinos, es decir, han reprimido a los sectores populares mediante asesinatos y represión en las manifestaciones en el país.
Cuando la congresista Cortez juramentó, dijo: «Por los trabajadores del Perú, sí, juro», todos creíamos que era un juramento válido durante todo su mandato. Sin embargo, parece haber dado un giro inesperado al abrazar a Dina Boluarte, la primera mujer dictadora del Perú. Este hecho ha encendido todas las alarmas de traición por parte de la congresista, traición no solo hacia los trabajadores, sino también hacia la memoria de las familias que perdieron a un ser querido en estas manifestaciones sociales. Al dar ese abrazo, Chabelita ha olvidado el principio humano más importante: el derecho a la vida, que ha sido violado en este contexto de estallido social.
Ya había señales de las acciones que ha llevado a cabo Chabelita en el congreso, pero se han pasado por alto, como el hecho de haber protegido a Hernando Guerra García en la Comisión de Ética, su abstención en la votación para la interpelación al primer ministro Alberto Otárola, y la abstención nuevamente en la votación sobre la vacancia presidencial contra Dina Boluarte.
¿Cómo es posible que una congresista que llegó con una propuesta de esperanza y cambio junto a la izquierda termine abrazando a una traidora como Dina Boluarte, quien ahora gobierna con la derecha en el Perú? Esto traiciona toda propuesta de cambio.
Arrodillarse ante el enemigo no debería ser una opción. Se sospecha que la congresista está buscando mejoras laborales. Sin embargo, esto se da en un contexto de chantaje, condicionando las acciones y votaciones de la congresista a favor de las políticas que quiere implementar Dina Boluarte y el circo congresal que perdió las elecciones y que hoy está al lado del régimen.
Cambiarse de bando es un grave error por parte de la congresista. Debe recordar quién es el enemigo de clase para no perder el rumbo. Dina Boluarte quiere aprovechar el simbolismo de representación con el que Isabel Cortez llegó al gobierno para intentar obtener legitimidad, generando una imagen institucional que pretende premiar y ser apreciada por el pueblo trabajador representado en la congresista Cortez. También ha utilizado la imagen de la tik toker Lizet, una joven estudiante de la UPC becada por PRONABEC que vive en un cono, para mantener la idea de «estoy con el pueblo». Sin embargo, no se puede negar que su gobierno es usurpador, impopular y su política estatal es la represión y la violencia.
Dina quema a todo político que toca y mata a todo ciudadano que se manifiesta en su contra. Es importante destacar en esta reflexión que podemos equivocarnos en la elección de un congresista que viene de abajo, pero no debemos perder la esperanza, porque aquellos que se consideran «los nadie» serán quienes gesten los cambios que necesitamos en el país.
¡Ni besos, ni abrazos con quien dispara balazos!