Por Gustavo Benites
Esta noche ha de celebrarse una vez más el advenimiento de Cristo al mundo y en todos los hogares se intentará, alrededor de una mesa, vivenciar una esperanza que no quiere morir y que ha de renacer al impulso de un júbilo secreto que resiste todo análisis y cualquier clasificación.
Porque el mensaje de amor que trataremos de plasmar en esos instantes será como el agua subterránea que alimenta el florecer de todas las raíces, que no se ve, pero es real; que no abruma pero despierta emociones dormidas, pensamientos rotos, intenciones deshechas por la contundencia de un tiempo y una sociedad que mutilan las mejores ilusiones.
En esta noche, Noche Buena, ese mensaje mojará, como el agua, corazones áridos, ojos secos por el odio, manos duras por el castigo, pero que esa ternura no sea pasajera y que nuestro afecto no se oriente solo a quienes son parte de nuestra vida y de nuestro inmediato amor, sino rompa todos los umbrales y se extienda por los campos y poblados, cuanto más pequeños y solos, más urgidos de nuestra ternura.
En esta Noche, hermosa y contradictoria, no olvidemos en medio de nuestra alegría, a quienes no tendrán noche, ni mesa, ni música, ni amor y no olvidemos a los que yacen sepultados en las sombrías cárceles de nuestro país a causa de un amor incomprendido o por un amor que quiso que todo cambie o a causa de una vida que no eligieron y que les llevó a romper con toda ley y con todo orden que no les supo comprender.
¡Terrible, hermosa, Noche Buena!: a tu amparo, en tu cálido vientre renaceremos para el amor y la esperanza y porque sabemos que somos capaces de alegrarnos los turbios vientos del Odio no socavarán nuestra ternura y porque sabemos que los niños han de seguir naciendo la Muerte no trizará nuestros fundamentos y porque sabemos que hay quienes siguen dando la vida por nosotros nuestra fe en la bondad del hombre crecerá y porque al fin estamos convencidos que «nadie mayor amor que aquel que da la vida por sus amigos» es que el nacimiento de Cristo y su celebración tiene sentido, y ello nos vivificará esta Noche y todas las que han de venir.