Policía de la Divincri de Trujillo es condenado a 30 años de cárcel

Elvis Danny Solano Castañeda, un efectivo de la Policía Nacional del Perú, que trabajaba en la División de Investigación Criminal (Divincri), fue vinculado con uno de los delitos más atroces que pueden cometerse: el secuestro agravado y a uno de los grupos criminales más sanguinarios: “Los pulpos”.

Ahora, en un juicio que ha captado la atención de la opinión pública y que ha puesto bajo la lupa la posible corrupción dentro de las fuerzas del orden, las evidencias presentada por el Ministerio Público ante el Segundo Juzgado Penal Colegiado de la Corte Superior de Justicia de La Libertad ha sido suficiente para señalarlo como cómplice secundario en el secuestro del empresario Manuel Rodríguez Cruzado, padre del exalcalde de Julcán, Jhon Rodríguez.

El caso es especialmente alarmante porque expone cómo un miembro de la policía, en lugar de proteger a la ciudadanía, presuntamente facilitó insumos claves para la ejecución de un delito tan grave como el secuestro. La acusación en su contra se basa en testimonios de testigos con identidad protegida, comunicaciones extraídas de su teléfono celular, y pruebas circunstanciales que lo vinculan con la banda delictiva conocida como «Los Pulpos».

La Fiscalía sostiene que Solano proporcionó dos chalecos con distintivos policiales, los cuales fueron utilizados por los secuestradores para perpetrar el crimen sin levantar sospechas.

El testimonio de los testigos reservados es contundente. Uno de ellos declaró en el juicio que Solano no solo entregó los chalecos, sino que también tenía contacto directo con los líderes de la organización criminal, a quienes les proporcionaba información clave sobre operativos policiales en su contra.

Esta declaración fue reforzada por otra persona bajo identidad protegida, quien afirmó que el acusado “era una persona de confianza” dentro de la red delictiva y que ya tenía conocimiento del plan de secuestro antes de que este se llevara a cabo.

Uno de los elementos clave del caso es el acta de reconocimiento en rueda de personas realizada el 2 de diciembre de 2022. En esta diligencia, un testigo identificó sin lugar a dudas a Solano Castañeda como el policía que entregó los chalecos tácticos. Este procedimiento fue llevado a cabo con todas las formalidades exigidas por el Código Procesal Penal, lo que refuerza la validez de la identificación y le otorga un peso considerable dentro del proceso judicial. Además, previamente se realizó un reconocimiento fotográfico, en el que el mismo testigo identificó al acusado como un colaborador de la banda.

Sin embargo, la defensa de Solano ha insistido en que las acusaciones en su contra carecen de fundamento sólido. Su abogado argumentó que las conversaciones obtenidas de su celular datan de meses posteriores al secuestro y, por lo tanto, no pueden usarse como prueba directa de su implicación en los hechos ocurridos el 24 de junio de 2022. Además, sostiene que su cliente estaba destacado en la unidad policial de seguridad penitenciaria en el penal El Milagro durante la fecha del secuestro, lo que supuestamente le imposibilitaba haber entregado los chalecos en el momento exacto en que se llevó a cabo el crimen.

A pesar de estos alegatos, el tribunal ha determinado que los argumentos de la defensa no resultan suficientes para desvirtuar las pruebas presentadas por la Fiscalía. La entrega de los chalecos, según testigos, habría ocurrido días antes del secuestro, lo que desbarata la coartada del acusado. Además, el análisis del celular de Solano reveló mensajes comprometedores con conocidos delincuentes de Trujillo, en los que discutía temas relacionados con extorsiones y tráfico de influencias dentro de la institución policial.

En este punto del proceso, la Fiscalía ha enfatizado que el rol de Solano en la organización criminal no se limitaba únicamente a la entrega de chalecos policiales. Los mensajes extraídos de su teléfono lo vinculan con líderes criminales que operaban en la zona y que utilizaban la extorsión y la violencia como sus principales métodos de financiamiento. En uno de estos diálogos, Solano menciona la posibilidad de “interceder” en favor de un empresario extorsionado, sugiriendo que tenía el poder de negociar con los extorsionadores a cambio de un pago. Esto refuerza la tesis de que el acusado tenía un rol mucho más activo dentro de la red criminal.

El fallo del tribunal ha sido contundente: Solano ha sido condenado a 30 años de prisión como cómplice secundario en el delito de secuestro agravado. La Corte ha determinado que su colaboración con la banda criminal fue clave para la ejecución del crimen y que su papel dentro de la Policía Nacional le permitió actuar con impunidad hasta el momento de su captura. Además, se ha ordenado su inmediata reclusión en el penal de Picsi, en Lambayeque, donde cumplirá su condena.

About Author

Causa Justa

Destacadas

Artículos Relacionados